Un camino de armonía y serenidad 750 1024 Suzuri

Un camino de armonía y serenidad

¿Por qué decimos que iniciarse en el aprendizaje del sumi-e supone adentrarse en un camino de armonía y serenidad?

La pintura zen es una práctica que puede llevarnos más lejos de lo que parece. Pintar con chinta china sobre papel de arroz tres segmentos de bambú con dos hojas es la forma de comenzar a descubrir la esencia del bambú. Pero sobretodo, una manera de descubrirnos a nosotros mismos, de iniciar el camino para entender el significado de nuestra existencia.

Las pautas que hemos de seguir para pintar una simple caña de bambú de tres segmentos son claras y bien conocidas: hemos de cargar el pincel adecuadamente para que el trazo tenga volúmen, determinar su inclinación, marcar los tiempos, definir la presión, conocer el ritmo y la velocidad que debemos imprimir a la pincelada en cada fase, inspirar y…, finalmente, …dejarnos llevar.

Previamente, como es lógico, habremos tenido que entender, aceptar, practicar-practicar-practicar e interiorizar las reglas de cada pincelada, pero lo cierto es que si nuestro corazón y nuestra mente manifiestan un estado de armonía y serenidad, el pincel lo expresará sobre el papel de arroz poniendo de manifiesto nuestra relación con el cielo y con la tierra. O dicho de otra forma, nuestro compromiso con lo que hay más allá de nosotros mismos y de lo que, sin embargo, también nosotros formamos parte.

Así, la tinta se convertirá en bambú dando vida, como por arte de magia, a tres segmentos con un solo trazo. El primero, nos unirá con la tierra, el segundo con nosotros mismos y, el tercero, con el universo.

 

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